Los encuentros no son fortuitos. Uno no llega a dónde llega
por que sí. No abre las puertas que abre simplemente porque están enfrente.
Cada decisión es una amalgama entre el deseo, los sueños y las necesidades. Bella
mezcla que se tiñe de pronto con el color de lo buscado.
Sucede entonces que aún en espacios pequeños como mi ciudad, donde uno cree que "todos nos conocemos", hay historias que sin saberlo antes se parecen, se encuentran, se divierten hallándose y se retroalimentan. Y nacen cosas copadas y emergen proyectos
especiales que abrigan el alma, como el que compartiremos el próximo sábado 7 de mayo en un café con mucho
color verde.
Amo el verde.
Glorieta es un pequeño café ubicado al 366 de la avenida Moreno, una de las principales de Tres Arroyos. Imposible
no detenerse ante ese banco de campo y
los almohadones de colores que invitan a entrar desde la vereda. Adentro, calor de hogar.
Las mesas reciben a una colección de teteras y tazas antiguas que transportan a otro tiempo.
Olor a cocina y una colección de
fotografías personales tomadas por su dueña, Itatí, nos llevan de viaje por el
mundo y nos encuentran con su mirada,
sus búsquedas y sus cambios: “estudié
derecho y me dí cuenta de que no era lo que quería para mí, así que trabajé,
conocí cosas nuevas y abrí un poco los ojitos”.
Ita dio arranque al motor del cambio y cocinó éste proyecto genial. Nuestras historias de pronto tenían mucho en común. Empezar, cambiar, descubrir para luego emprender.
“Glorieta surge como un encontrarme, tiene que ver mucho con
valorar mis raíces, rememorar todo lo que me hizo ser quien soy. Es casi una
realización personal y de allí el nombre también! además de referirse también
al espacio físico donde alguien encuentra un huequito tranquilo, para
disfrutar. Con esa idea en mente buscamos volver a lo natural, a los postres
heredados, al perfumito que sale del horno cuando se cuecen galletas”.
Armar el proyecto personal tiene el desafío de hacerlo sobre
el cimiento de lo que dejamos y elegimos cambiar y transformar. Somos masa que toma forma, somos papel que
despliega su figura escondida.
Así es que, creo, todos los días andamos descubriendo personas, trabajos y lugares. No se nos
aparecen, los descubrimos porque antes los buscamos. Y agrego, los elegimos. Y cada una de esas elecciones tiene una
historia. Así se trate del hecho de optar por café o té, jugo o agua, masitas o
galletitas…papel o tijera.
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